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Bubión se convierte en referente del «Slow travel», un concepto europeo en la defensa del turismo sostenible

Por María Moya (AGENCIA EFE).-

Nacida en Europa, la filosofía del “viaje lento” o “slow travel” se ha convertido en un pilar fundamental en la defensa del turismo sostenible, un argumento manifiesto en el discurso de referentes en la lucha por el compromiso medioambiental, como la joven activista sueca Greta Thunberg.

Thunberg, abanderada del movimiento “flying shame” o “vergüenza de volar” (también traducido como “quédate en tierra”) anunció recientemente que participará en la cumbre climática del próximo 21 de septiembre en Nueva York, y que llegará cruzando el Atlántico, a bordo del Malizia II, una nave que no genera emisiones tóxicas, ya que está habilitado con placas solares y turbinas submarinas.

La joven activista ya participó el pasado mes de enero en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos (Suiza), al que llegó tras un viaje de treinta horas en tren, en línea con su rechazo a volar en avión para no contribuir a las emisiones de dióxido de carbono.

A sus 16 años, la activista ha contribuido a que emerja con fuerza el concepto de “turismo slow”, que se está consolidando como una tendencia cada vez más demandada por aquellos que defienden un turismo sostenible.

Diez municipios “slow”en España

El concepto “slow” es de origen europeo, concretamente italiano y nace en la década de los 80, de la mano del sociólogo y gastrónomo Carlo Petrini y vinculado a la gastronomía: el “Slow Food”.

Petrini puso en valor la alimentación en relación a los productores y a la calidad de sus productos, así como a la biodiversidad y al medioambiente en una corriente que, diez años después, trasciende de lo gastronómico dando lugar a movimientos complementarios como la “ciudad lenta”.

En esta línea, el movimiento ha atravesado fronteras y actualmente cuenta con la red “Cittaslow”, con presencia en países como Alemania, Gran Bretaña, Holanda, Noruega o España.

“Uno de los objetivos de la red en la actualidad es precisamente la preocupación por el medioambiente” explica a Efe la alcaldesa de Bubión, María del Carmen Pérez. Ubicado en plena Alpujarra granadina, Bubión es uno de los diez municipios españoles integrados en esta red internacional.

Convertirse en un municipio o en una ciudad lenta no solo hace “crecer el turismo”, tal como asegura Pérez, sino que fomenta el vínculo y el respeto por el entorno natural a través de actividades como el senderismo, “uno de sus puntos fuertes”, añade la alcaldesa.

 

Junto a Bubión, otros nueve municipios forman parte de la red: Balmaseda (Vizcaya); Begas (Barcelona); Begur (Gerona); La Orotava (Tenerife); Lequeitio (Vizcaya); Morella (Castellón); Munguía (Vizcaya), Pals (Gerona) y Rubielos de Mora (Teruel).

No obstante, no es necesario convertirse en una cuidad lenta para disfrutar del turismo lento. En esta línea, dado el rechazo al avión como medio de transporte, el tren se convierte en la alternativa más viable, motivo por el cual Interrail fomenta “viajes lentos” por “ciudades rápidas”.

Un recorrido europeo

Con Europa como cuna, la tendencia del “slow travel” defiende la idea de que viajar y conocer un país significa desgranar sus regiones, su cultura y su idioma; comprender sus tradiciones, su forma de vida, su gastronomía y sus productos locales.

“Para nosotros, el ‘slow travel’ significa hacerse amigo de los lugareños, llegar a su territorio en pequeñas cantidades, detenerse en negocios familiares y apoyar a las pequeñas y medianas empresas, tiendas locales, mercados y servicios”, explica Carol Haslam, directora de Slow Tours Europe, una agencia de viajes cuya oferta se centra en el “slow tourism” en territorio europeo.

“Cuando comenzamos en 2007, había dificultades para encontrar otras pequeñas empresas que realizaran giras con una filosofía similar a la nuestra”, explica Haslam. “En ese momento, no había nadie ofreciendo un sitio web donde la gente pudiera encontrar una buena selección de estos tours”, lamenta.

Sin embargo, el movimiento «slow» cobra cada vez más fuerza impulsado su cariz medioambiental, y cada vez son más las plataformas destinadas a organizar este tipo de viajes, como Slow Europe, “una comunidad de viajes donde las personas hablan entre sí”, explica su creadora, Pauline Kenny.

Slow Europe, tal como define Kenny, es un espacio colaborativo en el que “los viajes se organizan haciendo preguntas en el propio foro”, con el fin de configurar un itinerario que contenga todos los elementos para convertirse en un “slow travel”.

En el “slow travel” confluyen diversos factores, entre los cuales el respeto al medioambiente y la creciente concienciación se unen al compromiso con la sostenibilidad.